Río de la Plata. Buenos Aires. Argentina.

En Octubre del 2011, comenzamos a recorrer las costas del RioPla con un objetivo: encontrar, pescar y disfrutar al Dorado Porteño. Saber un poco más de esta especie y poder compartir un poco esta experiencia en el Río más ancho del mundo para que muchos porteños, con síndrome de abstinencia pesquera, desempolven sus equipos y alivien sus síntomas, si están dispuestos a este desafío.
Hoy, estamos seguros de que el RioPla, antes ligado a palabras como “contaminación”, “basura”, “bagrecito”…, puede ser la opción de una pesca de costa, capaz de dejar satisfecho a muchos Mosqueros.
Tomar conciencia de que el Río tiene vida tal vez nos ayude a cuidarlo un poco, y en vez de agregarle otra botella, tirar nuestros puchos y las sobras, al retirarnos pongamos en una bolsa de residuos los desperdicios de otros, tal como lo hacemos en algún río del Sur, por ejemplo.
Dejar de mirar al RioPla con nostalgia tanguera, no es poca cosa.
El apoyo logístico fue, al principio, entre escaso y nulo. Toda invitación a pescar en él era rechazada con un “ahora estoy trabajando Sábados y Domingos…”, “tengo que acompañar a mi esposa al ginecólogo…”, “estoy cansado…”
El equipo entonces, contaba siempre con dos miembros: Silvia y yo.
Los fracasos iniciales eran rotundos! Capaces de desalentar al más mentado! Pero, lejos del abandono, la insistencia transformó las horas de no pesca en “horas de estudio”.
Recorrer el río pisando el lecho “todo igual” a simple vista, nos fue dando datos muy precisos de lugares que “de ser Dorados” utilizaríamos para el acecho de nuestro almuerzo!
La bajantes pronunciadas dejaban al descubierto todavía más.
Nuestro mapa mosquero se cargaba con datos que luego nos dieron las primeras capturas. Pequeños Dorados saltaban en el extremo de nuestras líneas dando la primeras alegrías!
Pequeños Dorados?
Como buen pez, el Dorado porteño necesita de ciertas condiciones para merendarse al prójimo! Ahorro de energía, algo de protección y “mejores lugares” los cuales gana por tamaño y bien a lo macho!
A trabajar entonces.
Una atención más “finita” a los accidentes del lecho, nos dió un Rating de “lugares de acecho para mayores”.
Y cuando fuimos por ellos, y, otras condiciones del Río como altura, temperatura, etc. eran favorables, la teoría se tranformaba en Amarillos de buen porte con una energía y capacidad de “lucha” espectaculares.
Ya sentíamos cariño por “nuestro” río. Preparar una salida hacia él, tenía el mismo entusiasmo y adrenalina que otras a algunos destinos lejanos y con fama doradera nacional!
La preparación de equipos, moscas, y el tener un “plan de acción” dejó lejos los fracasos iniciales. Cada salida fue un éxito.
Observar el río desde la costa antes de entrar, sacar algunas conclusiones, trazar un mapa inmaginario de cómo vamos a movernos en él y hacerlo con cuidado y silenciosamente, nos es descubrir la pólvora ni una recomendación exclusiva para pescar un río truchero.
No hay bicho que no se espante cuando el hombre invade su hábitat!
Si usted entra al agua cual bañista, se asegura el fracaso de las próximas horas!
Creer que no hace falta castear bien y que hay que practicar sólo para presentar una seca en el Malleo, nos resta un 50% de chance. No poder poner la mosca en donde, después de mucho trabajo, identificamos una buena piedra… es el 50%!
Creer en eso de “le cayó en la boca”!… Mmmm, tal vez cerca, a unos metros. La velocidad del Dorado es impresionante! El control de la línea, siempre en mano, para poder clavar/estripear apenas toque el agua descontará piques perdidos!
Y, tantas otras cosas a tener en cuenta cuando uno se enfrenta a una jornada de pesca.
Hoy, por fortuna, se puede ir al RioPla en busca de eso. Una jornada de pesca del Dorado.
Ingresaremos a su medio. Vamos a acecharlo en él. Somos más depredadores que él!
Tenemos, sí, una gran desventaja: pensamos. Aunque si lo hacemos bien, seremos dignos rivales de estos Amarillos Porteños que están hoy en nuestro río.
________________________________________
Me gusta esto:
Me gusta Cargando...